miércoles, 15 de febrero de 2012

¡Feliz día del NO San Valentín!

Al igual que ocurre con los cumpleaños, que siempre está el gracioso que te felicita al día siguiente el NO cumpleaños (con cariño), hoy es el día del feliz NO San Valentín. Así que desde esta bitácora felicito a todos los que ayer NO sólo NO celebraron la fiesta del consumismo, sino que ni siquiera les supone una fecha importante a apuntar el primer día que recibes el nuevo calendario.

Sí, porque lamento deciros que San Valentín no existe, es una excusa para que las grandes superficies (siempre se ha dicho que es un invento del Corte Inglés) se forren a costa de cuatro desgraciados (no pretendo herir grandes sensibilidades) que compran alguna chorrada aun NO pudiendo llegar a fin de mes (siempre se lo podrán ahorrar en comida o bajando la calefacción... vamos, lo superfluo de la vida). Porque en este mundo, el consumismo se ha apoderado tanto de nuestro subconsciente, que las personas piensan que el cariño se puede comprar con dinero: un ramo de flores o un viaje en crucero equivale a una paliza, unos cuernos bien puestos no es un problema si al día siguiente le (o la) sorprendes con un regalazao caro (cuanto más caro, menos culpabilidad). Si yo estuviera enamorada, que puede que sea este el problema de mi cinismo con el amor, me haría mucha más ilusión encontrarme a mi pareja escondida detrás de una esquina y que me sorprendiera o salir de clase y econtrarme una nota en el suelo... vamos, que veo muchas películas.

Y todo esto lo hablaba ayer con mi gente bilbaína, una decía que los cuernos sí que se pueden perdonar, otro que es muy difícil no sacar el rencor a flote, otro que con un "favorcillo" se soluciona todo... el hecho es que me llevé una grata sorpresa porque ninguno de los presentes considerábamos el materialismo como sinónimo de perdón y ninguno festejó San Valentín, mejor aún, celebramos una buena partida de Trivial con música noventera y calimocho.

En fin, creo que todo lo referente a ese día ya lo he nombrado. He de reconocer que en aquellos tiempos en los que era una cria enamorada hasta las trancas, me hacía algo de ilusión. Ahora me he dado cuenta de que no era culpa mía, sino de la sociedad: en todos los medios de comunicación se cita la fecha, los colegios la celebran..., ayer puse la televisión y había un reportero entrevistando a dos niños de cinco años que decían ser novios, se daban un beso y estaban vestidos de corazón... ¡Pobres, están destinados a creer que en realidad es un día especial! 


domingo, 5 de febrero de 2012

Sin asunto

Embarqué; cogí mis remos y navegué.
Pero naufragué.
Naufragué aún sabiendo que no sabía navegar.
Navegué con la certeza de un naufragio.
Pero aún así, navegué.
Ahora ya no quiero navegar,
tengo miedo,
y no quería,
pero lo hice
y me escondo en una cueva para refugiarme de ellas,
las olas.

sábado, 4 de febrero de 2012

El signo cambiado

En este mundo extraño, del que sólo somos dueños de una pequeña porción, aunque suficiente para dominarnos a nosotros mismos, no podemos explicar ciertas conductas u opiniones que puede que de tan favorables y positivas, se conviertan en negativas. El signo cambiado, en efecto.

Extrañamente hay sensaciones y no actos. Esos no actos son positivos en su momento, pero tremendamente negativos cuando despiertas una mañana y te das cuenta de los no actos, del signo cambiado. En efecto.

Las luces que alumbran una habitación oscura, no es luz, sino soledad. Pero hay oscuridades mucho más alumbrantes que destellan mundos inimaginables, o imaginales. Sólo hay que cambiar el signo.

Montones de signos cambiados vagabundean por el universo y nosotros, pasmados, dejamos pasar. El miedo no es miedo si lo convertimos en locura. La ira no es ira si es comprensión. El afecto no es afecto si es pasión. 

Mira fijamente y siente a tu alrrededor cuán signos andan en el momento. Elige bien, pero, sobretodo no te pares ante nada ni nadie. El peor consejo que podría darte es que no lo hagas; porque quien no arriesga, no gana.