martes, 8 de octubre de 2013

La decadencia de la raza humana

La tragedia de Lampedusa no debería quedar en el olvido de ninguna persona con su sano juicio, creyente de la vida. Digo lo de creyente de la vida, que no de ninguna religión, puesto que la mayoría de éstas limitan el pensamiento, porque el derecho a una vida -mejor dicho, una digna- es algo innato; nadie posee la autoridad de mermarla ni despojarla. Incluso nuestras queridas autoridades mundiales -políticos, banqueros, fuerzas de seguridad...-, NADIE. Los inmigrantes que han muerto no han tenido la culpa de nacer donde lo hicieron, ni de que sus líderes -la mayoría auto proclamados- se hayan aprovechado de ellos, llevándoles a una situación de desesperación en la que han tenido que renunciar a sus raíces en busca de un futuro mejor. Desgraciadamente, ahora descansan en paz.
Pero, otros muchos han sobrevivido, con secuelas que jamás olvidarán, viviendo con el rechazo de aquellos que piensan que son el desencadenamiento de la crisis de un país; lo que es mentira, porque de nadie es el terreno, nadie tiene la potestad de ser dueño de un país o de lo que ahí habita, porque la tierra es de todos y a todos se les ha de dar a oportunidad de luchar y salir hacia delante. El otro día una amiga oyó que las au pairs somos responsables del paro en Holanda -y ahí va uno de mis "¿hola?"; igual pasa en España, siempre se ha dicho que la inmigración ha sido nuestro gran mal, cuando la realidad es que era tan sumamente complicado encontrar jornaleros nacionales, que se recurrió a los extranjeros a los que "agachar el lomo" era una oportunidad para sobrevivir. Y ahora, en la mayoría de comunidades autónomas se les niega la asistencia médica -repito, derecho a la vida, está en la Constitución, ojo-. Sí, la Constitución, esa que nuestros políticos usan para ir al excusado, en la que ataron bien todos los cabos para que sea muy difícil cambiar la actual ley electoral y dar más participación ciudadana, modificando la circunscripción provincial por la nacional. Pero, ¿para qué? si luego nos llaman gilipollas en nuestras narices y no actuamos.
España está pasiva ante los acontecimientos, mareas se dejan llevar por un lado y por otro sin calmar las aguas, creando caos a su alrededor. Mientras, se ven salir a miles de jóvenes -y no tanto- llenos de ilusión y con una excelente formación, personas que empezarán limpiando aseos de hoteles, chicos y chicas que ahorraron y se esforzaron por conseguir becas para lograr su sueño ¿Y nos tenemos que conformar con que cuatro "soplagaitas" nos limiten? ¿Por qué somos nosotros los que tenemos que salir sin otra opción, ya que la de "quedarse en casa chupando de la familia" no es admisible?
Sí, me notáis indignada y lo estoy, por los deshonestos, mentirosos, corruptos, pasotas, franquistas, violentos... la raza humana se está viniendo abajo, nos importan más nuestras gilipolleces de primer mundo. Y esto lo escribe alguien con un ordenador portátil con internet al instante, con el móvil al lado esperando un watsap para quedar mañana a desayunar. Así que me indigno también conmigo misma. Buenas noches.


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